Posteado por: Mari Carmen | 6 marzo 2010

Mozart: La flauta mágica

La flauta mágica (Die Zauberflöte)

Es la última ópera de

Wolfgang Amadeus Mozart

escenificada en vida del

compositor. Fue estrenada

el 30 de septiembre de

1791, apenas dos meses

antes de su muerte.

Se trata de una ópera en dos actos (singspiel). El libreto es obra de Enmanuel Schikaneder, aunque se cree que pudo estar inspirado en la obra Lulu o la flauta mágica, pero también que pudo tener otras fuentes, como Rey de Egipto, de Philippe von Greber o Sethos, de Jean Terrason.

Está escrita en alemán. Númeración en el catálogo: KV 620.

Se desarrolla en un bosque imagiario.

Personajes :

  • Sarastro – Gran sacerdote (bajo)
  • Tamino – Príncipe (tenor)
  • Pamina – Hija de la reina de la Noche (soprano)
  • Reina de la Noche – Reina de las Fuerzas del Mal (soprano)
  • Papageno – Pajarero u hombre-pájaro (barítono)
  • Papagena  – Mujer-pájaro (soprano)
  • Monostatos – Servidor de Sarastro (tenor)
  • Tres Damas – Damas de la Reina de la Noche (sopranos)
  • Sacerdotes – Servidores de Sarastro (tenor y barítono)
  • Muchachos – Genios benéficos (sopranos)

Argumento :

Acto I : En un paraje agreste y salvaje, el príncipe Tamino es perseguido por una serpiente monstruosa. Después de pedir auxilio, cae desvanecido. Tres Damas, al servicio de la Reina de la Noche, matan al peligroso reptil y salvan la vida del príncipe. Cuando Tamino vuelve en sí, ve llegar a un fantástico personaje recubierto de plumas: es Papageno, el pajarero.

Papageno informa al príncipe de que se encuentran en los dominios de la Reina de la Noche. Para fanfarronear, dice que él ha matado a la serpiente. Pronto reaparecen las Tres Damas, que, para castigar su mentira, cierran la boca de Papageno con un candado. Entregan a Tamino un retrato de Pamina, la hija de la Reina de la Noche, y le explican que la joven está en poder del malvado Sarastro. Al ver un rostro tan bello, el príncipe se siente atraído y jura liberara a la joven.

Entre el fragor de los truenos, hace su entrada la resplandeciente figura de la Reina de la Noche, la cual participa a Tamino el dolor que siente por la pérdida de su hija y le promete que, si la rescata, le concederá su mano.

Papageno gime, incapaz de hablar con la boca sellada. Las Tres Damas acaban por retirarle el candado a cambio de que prometa no volver a mentir más. Además tiene que acompañar a Tamino en el rescate de Pamina. El príncipe recibe una flauta mágica y Papageno un carillón encantado, para que los toquen siempre que estén en peligro. Ambos serán guiados hasta el palacio de Sarastro por Tres Genios que les mostrarán el camino. En el palacio de Sarastro, Pamina es custodiada por el moro Monostatos, que además la hace objeto de sus atenciones. Entra Papageno, y al verse mutuamente, moro y pajarero huyen despavoridos: los dos han creído ver en el otro al diablo. Poco después, Papageno vuelve, reconoce en Pamina a la hija de la Reina de la Noche y le anuncia que un guapo príncipe está en camino para liberarla. Ambos entonan un canto de amor, el sentimiento más noble de los humanos.

Los Tres Genios han conducido a Tamino delante de los tres templos: el de la Sabiduría, el de la Razón y el de la Naturaleza. Del primer templo sale el Orador, que revela al príncipe la verdadera personalidad de Sarastro y le explica que no concocerá la Verdad hasta ser admitido en el Santuario. Lleno de alegría al saber que Pamina vive, Tamino toca su flauta mágica y encanta a los animales salvajes.

Cuando Papageno y Pamina oyen la flauta del príncipe, intentan escapar y reunirse con él. Pero el moro Monostatos los sorprende y llama a los esclavos para que le ayuden a atraparlos. El pajarero toca el carillón mágico, y con su sonido embruja a sus perseguidores, haciéndoles cantar y bailar sin parar.

Las trompetas y el coro de oficiantes anuncia la llegada de Sarastro, que perdona el intento de fuga de Pamina. Entra Tamino, capturado por Monostatos: los dos personajes se reconocen y se abrazan felices, pero Sarastro no les permite irse juntos: Tamino y Papageno deben pasar por varias pruebas antes de que el príncipe sea digno de la joven.

Acto II: Sarastro reúne a los Sacerdotes para explicarles su deseo: Tamino tiene que ser iniciado antes de formar con Pamina una pareja sabia y pura. Todos piden la protección de los dioses para que este objetivo se cumpla.

Tamino y Papagena son introducidos en el templo, donde les imponen la primera prueba: no hablar con ninguna mujer. Papageno no está muy convencido de querer pasar los peligros de la iniciación, pero acepta cuando le prometen como recompensa el amor de una bella joven parecida a él: Papagena.

Aparecen las Tres Damas, que intentan desviar a los jóvenes de su propósito advirtiéndoles que les esperan grandes peligros, incluso la muerte. Papageno está a punto de dejarse convencer, pero Tamino permanece firme: pasará todas las pruebas necesarias para ser digno de Pamina.

Al anochecer, Pamina está durmiendo en el jardín del palacio. Monostatos, enamorado de la joven, se acerca a ella e intenta besarla. Aparece entonces la Reina de la Noche y le pide a su hija que mate a Sarastro.

Monostatos ofrece ayudar a Pamina a cambio de su amor, pero la joven ahúsa; el moro, lleno de despecho, está a punto de matarla cuando Sarastro entra y lo ahuyenta. A pesar de conocer el propósito de venganza de la Reina de la Noche, Sarastro promete a Pamina que no castigará a si madre.

Tamino y Papageno son conducidos a otra estancia, todavía bajo la prueba del silencio. El pajarero siente hambre y sed, así que conversa con una anciana que le trae agua y que, ante la incredulidad de Papageno, pretende ser su amada. Llegan los Tres Genios, que traen alimentos: Papageno se apresura a comer y beber; Tamino, en cambio, se pone a tocar la flauta mágica que atrae a Pamina; el príncipe, no obstante, fiel a su palabra, se mantiene en silencio y Pamina, incapaz de comprender la razón de su actitud, cree que ya no la ama. La joven se aleja entristecida.

Papageno es rechazado por los sacerdotes: ya no podrá ser iniciado; cosa que no le preocupa demasiado. El pajarero prefiere ser un hombre corriente, sólo desea verdaderamente una compañera parecida a él.

Aparece otra vez la anciana, que le ofrece conducirlo fuera del templo si promete casarse con ella. Como no tiene otra salida, Papageno acepta. La anciana se convierte en la joven y bella Papagena; pero un Sacerdote la obliga a alejarse ante la desesperación del pajarero. Mientras Tamino espera para pasar su última y más peligrosa prueba, Pamina, desesperada por la aparente indiferencia del joven, quiere poner fin a su vida; pero los Tres Genios se lo impiden y la llevan a donde está Tamino. Dos guardianes guardan las puertas de hierro del templo donde tendrá lugar la última prueba, que los dos jóvenes son autorizados a superar juntos. Con ayuda de la flauta mágica atraviesan un muro de fuego y otro de agua. Cuando aparecen sanos y salvos en el atrio, las voces de los sacerdotes desde el templo los proclaman vencedores.

Papageno busca a Papagena; al no encontrarla decide, desesperado, ahorcarse, pero interfieren los Tres Genios y le recuerdan que posee un carillón ancantado. El pajarero lo toca y al instante aparece Papagena, con gran alegría de los dos.

Monostatos se alía con la Reina de la Noche para destruir a los iniciados; para ello intentan penetrar en el templo junto con las Damas. Pero entre un fragor de truenos desaparecen en la oscuridad eterna. Mientras, en el Templo del Sol, Tamino y Pamina son admitidos entre los iniciados. El Sol ha prevalecido sobre las tinieblas.

Características musicales :

La flauta mágica pertenece a la forma dramático-musical denominada singspiel, en la cual el empleo del idioma alemán y la incorporación de numerosos diálogos fueron caracteres sumamente peculiares que contribuyeron a su popularización dentro del ámbito germánico. En el singspiel se abolía el recitativo secco en bien de un lenguaje dialogado que confería a sus personajes mucha más movilidad y acción dramática. se producía de este modo un desmarque, por así decirlo, de la ópera italiana, tan en auge hasta entonces, en favor de este otro género autóctono que resultaba mucho más comprensible y cercano a la sensibilidad del público germánico.

Hay que subrayar que si en la ópera italiana el finale suponía la única pieza con verdadera acción dramática en la conclusión de cada acto, en Mozart, además de cumplirse dicha característica, se introducen con peculiaridad bastantes números cantados con acción propia. Por otra parte, en el segundo acto la mayoría de arias contienen acción y dejan de ser meros discursos introspectivos y estilísticos. De cualquier modo, la totalidad de los números cumplen con un rasgo esencial que beneficia sin duda la evolución dramática, y no es otro que la no repetición de los textos (si exceptuamos algunos pasajes confiados a Papageno), Mozart prescinde del aria da capo ofreciendo de este modo una acción encadenada y viva. De ello se desprende que la música de Mozart está íntimamente ligada al desarrollo argumental; emplea largo fragmentos instrumentales con el fin de describir los distintos ambientes y los variados estados de anímicos por los que discurre la obra.

Para lograr los climas idóneos, Mozart usó una gran orquesta, en la cual confirió gran importancia a las maderas, ideales para dibujar pasajes misteriosos, y lo hizo con tanta fortuna, que la música, se diría, describe mejor que los propios decorados todo el mundo de lejanía y contrastes.

Actualmente La flauta mágica está presente de manera habitual en los repertorios de los teatros de ópera a nivel internacional. Su estatus como obra maestra de la ópera es incuestionable y ciertamente único dentro del más reducido ámbito del singspiel, donde no tiene comparación posible.

Para informarte sobre El simbolismo de La flauta mágica pincha  AQUI.

Videos:

Obertura

Aria «Soy el pajarero» (Acto I, escena I)

«O zitt´re nicht, mein lieber Shon». Recitativo y aria. Acto I, escena II

Aria de Tamino «Wie stark ist dein Zautberton».

«Das klinget so Herrilich»

Final del Acto I : Pamina, Sarastro, Monostatos, Pueblo, Sacerdotes.

«O Isis und Osiris». Acto II, escena I.

«Der Höller Rache». Aria de la Reina de la Noche. Acto II, escena III.

«Ein Mädchen oder Weibchen». Aria de Papageno. Acto II, escena VI.

Dúo de Papageno y Papagena. Acto II, escena IX.

Gran final de la ópera (también contiene el duo de Papageno y Papagena) Monostatos, Reina de la Noche, Damas, Pueblo, Sarastro.


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